jueves, 20 de septiembre de 2007

Un canadiense llamado Roberto

Por: Dr. Chapatìn.

Roberto Stritan tiene alrededor de sesenta años de edad y tuvo un ataque al corazón hace un par de años. Se casó con Maria, mujer mas joven que él, mexicana, originaria de El Treinta Guerrero y habiéndose jubilado recientemente se dispuso a disfrutar de los años dorados de su vida en el hermoso puerto de Acapulco, para lo cual decidió comprar una casita de las que la empresa Casasgeo construyó en Llano Largo.

La casa 23 ubicada en el condominio 85 de La Marquesa fue la que le tocó, casas que en verdad son lo mejor que Casasgeo ha construído por aquí, sin embargo las hizo en humedales. Robert, sin saberlo, se preparaba a pasar por una de las peores desilusiones de su larga vida, ya que hizo contacto con esa especie de anticristo de dos cabezas llamado Casasgeo-Ayuntamiento.

Efectivamente el asesor de Casasgeo le informó a Roberto que para poder comprar una de sus casitas, debía abrir un fideicomiso para ser dueño por ser extranjero. Sin embargo, como esos tramites tardaban y las casas se acabarían rápido, le sugirió ponerla a nombre de su sobrino mientras se hacia el trámite del fideicomiso mentado.
Nunca le informó el vendedor al canadiense jubilado que le costaría 56 mil pesos el regresar la casa a su patrimonio una vez abierto el fideicomiso por conceptos de notario, yeserre y otros gastos. Pero así fue y Roberto tuvo que aceptar que su error fué escuchar el consejo de Casasgeo y se fué a pedir prestado dinero para poder pagar ese gasto inesperado y al fin tener la casa.

Como las casas de Casasgeo te las entregan “pelonas”, en otras palabras sin acabados y cuando los hay son muy corrientes, sin puertas, ventanas ni accesorios, Roberto se tuvo que regresar a su país y le encargó a su sobrino acapulqueño, sobrino de María en verdad, que contratara un arquitecto para llevar a cabo una remodelación de la casa de La Marquesa. Además le encargó que comprara un refrigerador de los de puerta doble, lavavajillas, centro de lavado, cocina integral, mesa de billar, televisión de pantalla plana y otras cosas.

Sin embargo, el sobrino malagradecido y corrupto en lugar de contratar al arquitecto se alió con un estudiante de la carrera de arquitectura de la Universidad Americana y a traves del internet decidieron engañar a Roberto y hacerse pasar por un arquitecto y hacer ellos mismos la remodelación. Pero cobrando como verdaderos arquitectos.

Cuando Roberto regresó de Canada y se dispuso a disfrutar de su casita de Casasgeo en Llano Largo recién remodelada, se encontró que no podia utilizar la mesa de billar ya que la remodelacion no le dejó espacio para mover el taco, en los closets quedaron demasiado altos los entrepaños, el piso con un acabado corriente, las puertas no cerraban, las ventanas no abrían y un sin número de detalles que a un arquitecto jamás se le pasarían, pero a un estudiante del cuarto semestre de arquitectura que no entra a clases y con mente de delincuente sí.

Cuando Roberto exigió hablar con el arquitecto que se había encargado de la remodelación el sobrino le dijo, sabe qué, el arquitecto fuimos nosotros, mi hermano y yo, ¿verdad que nos quedo chida la casa? Nos pagó usted tío como arquitectos y nosotros trabajamos como arquitectos. Roberto tuvo que duplicar su dosis de lipitor esa noche.

Roberto denunció penalmente al sobrino y automáticamente entró en contacto con el sistema de procuración de justicia del Estado de Guerrero, uno de los mas atrasados del mundo por cierto. Han pasado más de cinco meses y uno de los peritos de la PGJ aún no rinde su dictámen. Ni lo rendirá como diría el filósofo. Este perito es toda una joyita, no lo asustan ni las quejas al procurador, y le tocó a Roberto en suerte (¿) que se lo asignaran..

En esas estaba Robert, cuando llego “Henriette”, la tormenta tropical. Su casa se le inundó un metro en el piso de abajo, sus muebles se quedaron sumergidos en el agua hasta que bajo el nivel, la estufa, el lavavajillas, la cocina integral, la mesa de billar sufrieron daños, y tambien la esperanza de Roberto de encontrar la paz y felicidad que anhela.

Ahora es un hombre que se despierta en la mitad de la noche tratando de encontrar la respuesta a varias interrogantes que giran en su mente.

¿Hice mal en escoger Acapulco para vivir mis ultimos años?
¿Es verdad que Casasgeo llevó las casas a la laguna?
¿Se atrevería el Ayuntamiento de Acapulco a dar permisos de construcción arriesgando la vida de la gente?
¿Se volverá a inundar mi casa?
¿Me pagará mis muebles Casasgeo?
¿Me reubicará Casasgeo?
¿Que pasará cuando un huracán le pegue de lleno a Acapulco? ¿Tapará el agua toda la casa?
¿Me regresarán los 56 mil pesos que me hicieron gastar?
¿Mi sobrino alcanzará la gloria eterna?
¿El perito de la PGJ rendirá algun día ese peritaje?

Consejo del Dr. Chapatín.

Roberto…¿te doy un consejo de amigo? Todas las respuestas a tus preguntas tienen contestacion afirmativa, menos la de los 56 mil chuchos, esos ya caminaron, asi como la de los muebles por lo que tendrás que pagarlos tú, porque ahora dice Casasgeo que tú no les compraste la casa a ellos y aunque duela reconocerlo de manera formal tú le compraste a tu sobrino, no a Casasgeo.
Robert, en Acapulco al turista e inversionista extranjero se le ve como una víctima facil, además también al local, solo que al extranjero le cuesta el doble y además le acusamos de ser racista.
Efectivamente Bob, aunque parezca increible Casasgeo llevó las casas a la laguna y ahí las va a dejar, mi querido Robert, y el gobierno se lo permitió y se lo seguirá permitiendo. ¿Porque lo hizo? Pues porque pudo y sigue pudiendo. Y ahora los dueños de esas casas están solos ante el gigante que es Casasgeo, porque el otro gigante que es el Ayuntamiento ya dijo que él no fué quien les echó el agua ni les dijo que compraran ahi.
El perito rendirá su dictamen, bohemio, aunque este tendrá tantos errores que deberá de ser hecho de nueva cuenta y tardará 5 meses más, ya que tu sobrino no parece ser tonto y sabe como defenderse, pues es claro que esta comprando al perito de la PGJ.
El Ayuntamiento, como siempre, es el mas inocente aquí, mi Robert . ¿Que culpa tiene lopezrosas?. El solo quiso que se desarrollara esa área, además , sus uñas son tan largas que le estorbaban ya para robar en los ultimos dias de su presidencia. ¿Que culpa tiene Felix? El no les echó el agua, y además el pobre está tan ocupado tapando los baches de la autopista y de la costera y en conseguir agua para la ciudad que no les va a andar echando agua a otros. ¿Que culpa tiene el director de obras públicas que firmó el permiso de uso de suelo? A él sólo le resulta el carácter de indio hecho compadre por lo que, según el refrán, no puede tener culpa.

El consejo para ti Robert es:
No te preocupes, lo que no te mata te hace mas fuerte.
Vente a El Avispero, tú sí a matar tus penas. El problema es que si no se mueren se hacen mas fuertes. El contador Naves, Saulo el culto y yo te estamos esperando. Trae algo de ese dinero que ocuparás en tu retiro y cuidado, porque se murio Lulo pero sus caballos no. Aquí andan todavia.

No hay comentarios: